Las manecillas del reloj se han parado desde que te has ido y en mi garganta ha nacido un nudo que no desaparece ni a la de tres.
Todos los planes, todas las promesas, todas las palabras que dijimos; todo ha desaparecido como por arte de magia. El error esta vez, es que no me he aprendido el truco.
Cuando voy por la calle, ni los niños me sonríen como antes. Tienen miedo del monstruo que he sacado. Me tienen miedo.
Pero, ¿cómo les digo que, contigo, ese monstruo era simplemente un dulce gatito, que no hacía nada, que se acercaba a todos?
Esta noche es fría. Y sé que sin ti, las Navidades van a estar congeladas.
Las luces de las calles no van a iluminar suficiente el cielo y los árboles de Navidad no van a ser bastante bonitos. Joder, que ni siquiera los voy a poder ver.
La Navidad no va a ser lo mismo con tu ausencia por mucho que intente creérmelo.
Ni siquiera me apetece cantar villancicos como siempre he hecho.
Los cafés con espumita que tanto deseaba por estas fechas se han convertido en chupitos de tequila con sal; el limón se ha quedado demasiado dulce.
Y las risas en familia se ahogan ahora mismo en cualquier bar.
Pero aquí lo realmente jodido, no es el frío.
Es de dónde viene.
Y es que esta vez, no viene de fuera.
Increíble
ResponderEliminarAun te leo desde que te descrubi no paro de leerte soy tu fans! En serio q escribes super lindo me inspiró muchísimo no pares por favor
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